domingo, 2 de octubre de 2011

La crisis, la empresa y el individuo





Raro el  día que en las tertulias y mentideros no sale a relucir la “Dichosa Crisis”. Eso que en una fecha no muy lejana nuestros guías políticos calificaron de “desaceleración” y que era un “…catastrofismo y una falacia…” afirmar y  mantener   …semejante majadería.” 1, eso mismo… nos trae locos a la mitad de la población de este país.
Los bancos no se fían ni de sus mejores empresas. La buena voluntad y el espíritu emprendedor, aunque vaya acompañado del trabajo necesario, no significan vías de solución ante problemas  transitorios, la mentira y la ocultación es un hecho probado y habitual en diferentes estamentos de la administración. Vamos, Una delicia de situación. ¿Quién quiere invertir en España?.
Yo no soy nadie para analizar, enjuiciar y dar soluciones a semejante despropósito. No, pero como ciudadano de a pié si me considero capaz de referir  el sentir de una ristra importante de personas que no nos queda más remedio que apechar con una triste realidad producto del disparate e incapacidad de una clase política gastada que donde mejor podían estar, la mayoría, es “en su casa”, por decir algo…
Según veo yo el asunto, hay cuatro componentes que conforman el mal. Veamos:
El primero es de índole internacional. Tejemanejes financieros cuando menos extraños, arriesgados y en algunos casos, rozando la ilegalidad
(Recordemos la firma Lehman Brothers), supusieron la pérdida de ahorros de muchos ciudadanos y la inestabilidad financiera que se extendió, como reacción en cadena, a todos los mercados del mundo.
            Esta Parte del conflicto renuncio a comentarla. Solo los expertos pueden opinar con cierta autoridad.
            El segundo, también para técnicos,  lo ubicamos en nuestro país. Se trata del mal gobierno y gestión en los bancos con el beneplácito de las autoridades correspondientes.2
            Hasta que reventó la situación las entidades financieras tenían abierto el crédito sin el más mínimo recato. Los controles aplicados, por parte de los estamentos encargados de la vigilancia y guarda de nuestra economía, eran poco reales y estaban viciados en fu forma o eran insuficientes para tan complicada tarea. Al final la mitad del país está arruinada y no hay nadie, en ninguna instancia, que asuma “Algo” de responsabilidad de esta hecatombe.
Lejos de mi intención está desear mal a nadie pero creo que más de algún “responsable” tenía que acabar con sus huesos en la cárcel. Va siendo hora de que lo resuelvan los que dicen que entienden, o por lo menos cobran (y muy bien) por “entender”.
El tercer componente solo a los ciudadanos y a las PIMES nos compete. Nadie es responsable de que gastásemos más de lo aconsejado excepto los que nos indujeron al crédito y nosotros mismos.3
Las pequeñas y medianas empresas acometimos una serie de reformas, las más de las veces innecesarias, con el fin de mantener una caja -que nos parecía real e indefinida- y de ofrecer a nuestros clientes unos servicios desfasados en relación Calidad/precio.
 La clientela bajó, los pagos rompieron aquella regularidad que los caracterizaba  los últimos años y las complicaciones comenzaron a surgir cuando los bancos cortaron las líneas de crédito. Las empresas no pudieron negociar papel y a los ciudadanos de a pié les fue negado el préstamo para ir de vacaciones con lo que el hostelero tuvo que bajar los precios  (En algunos casos a límites peligrosos) con el fin de captar clientes a toda costa. La caja no era la misma y hacer frente a sus obligaciones resultaba una aventura todos los meses4.
Lo más triste de todo es que no se vislumbra el fin de la situación. Nadie sensato cree en las promesas de los políticos y lo que es peor, nadie cree que tengan capacidad para salir del entuerto.
El cuarto y último componente atañe al factor humano en toda su amplitud y extensión. En los últimos años creamos un prototipo de triunfador errado, el joven engominado en una amplia oficina con un coche de gama alta a la puerta no puede ser el objetivo a conseguir en la vida de una persona.
 Marcamos unas pautas de trabajo completamente ficticias y alejadas de las necesidades reales de la nuestra sociedad. O competimos y producimos a precios y calidades razonables o nos hunden. No hay vuelta de hoja. No valen las excusas decimonónicas ni teorías socioeconómicas de bar.
El hombre, Sensu lato, es el centro de todo. Es el motor principal capaz de acometer las mayores empresas con el fin de beneficiar y remediar el sufrimiento de la humanidad o de idear medios de destrucción  y de creación de amargura y desconsuelo inimaginables para una mente sana,  cuerda y ordenada.
Por lo tanto entiendo que debemos proteger la integridad del individuo tanto en el ámbito familiar como desde el punto de vista político o en su entorno laboral. No me sirven esos sistemas judiciales complejos y obsoletos, la más de las veces, que lo único que consiguen es complicar más la vida de los ciudadanos creando una esclavitud legal sin llegar a resolver lo que de verdad importa.
 Precisamente por ese intrincado procedimiento legislativo tenemos jóvenes que adolecen de una formación íntegra aceptable o con las ideas de justicia social dormidas, el espíritu de sacrificio escaso y aspiraciones y proyectos ante la vida  nulos. No son todos ya lo sé, pero hay un porcentaje importante de hombres y mujeres que su única aspiración es “Ir tirando día a día”. Muy triste. Esto no es por su culpa sino por el momento que les tocó vivir.
Ese sistema de “ Leyes sobre leyes que a su vez fueron derogadas por el Real Decreto que sacó el gobierno anterior promulgado en… referido a la norma que con toda seguridad será anulada por el procedimiento…”. Toda esa bazofia o está pensada para mejorar la vida de la gente o no sirve para nada.
La competitividad sana y honesta, el espíritu de sacrificio el esfuerzo diario es solo una muestra básica para que todo ciudadano cumpla su función y viva decentemente en un mundo incierto y difícil. Decía mi abuela Amadora “Meu neno, do traballo sale todo.”
Queridos lectores hace poco pasé por una experiencia dura y apurada.  En esos momentos de desazón y tristeza si alguna conclusión saqué es que no se puede llevar “Trabajo para casa”. Hay que vivir cuerdamente el instante y dejar cada problema para el momento que vayamos a afrontarlo. No antes. Eso sí, aplicando la lógica y el sentido común de que hacemos gala los que no nos dedicamos a la política. Gracias a Dios.
Un saludo entrañable y hasta la semana que viene.

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1)14 de enero de 2008
Zapatero: La crisis “es una falacia, puro catastrofismo”. “Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit”.
2) A un conocido mío Caixa Galicia le concedió un préstamo  con sólo presentar  los   papeles del  paro.
3) Depresión del consumo: Libertad Digital (Miércoles, 16 de Febrero de2011)
Las familias españolas, durante la época de la burbuja, se acostumbraron a un nivel de consumo basado en crédito que sólo era sostenible asumiendo unas expectativas de crecimiento en los ingresos y en el crédito que han quedado totalmente truncadas. Eso hace que las ventas de las empresas y la recaudación fiscal sufran las consecuencias.
4) Tormo.com (Domingo 2/10/11)
Los hoteles imitan la técnica de venta de 'low cost' ante la crisis
'Consiste en incrementar los precios cuando la demanda supera la oferta, y reducirlos cuando ocurre lo contrario. La clave es establecer el coste real por habitación y no fijar el precio de la reserva por debajo de éste para no perjudicar a la rentabilidad', explica Bruno Hallé, socio fundador de la consultora Magma Turismo.


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